viernes, 21 de junio de 2013

La música es en mi vida, lo que son las estrellas en el universo.

Hoy quiero aprovechar la ocasión para escribir, a manera de auto biografía artística y musical,  cómo llegué a este hermoso mundo de la música y el canto.
De niña, como todos los niños, me cuentan que me gustaba mucho la música, pero fue en realidad mi papá Elio Rodriguez el causante de que mis pies bailaran un joropo "mata cucarachas" y  mis bracitos armaban un espectáculo musical de maracas y danza en un país extranjero. Así comencé como de tres añitos y medio.  Y a los 7, mi maestro, mi papá, ya me había enseñado a tocar El Cuatro y El Órgano, con lo poco de teoría de la música que él conocía.
Tocando y bailando con él por aquí y por allá, aprendí a valorar nuestra música venezolana, y poco a poco fue formando parte esencial de mi vida.
A los 9 años de edad logré ingresar a estudiar música formalmente en lo que es hoy mi segunda casa, la Escuela de Música Prudencio Esáa.  La cual me siento orgullosa de pertenecer y de ser la responsable de mi formación académica musical como pianista con Roberto Mora y Cantante Lírica con Amelia Salazar. 
Comencé a cantar por equivocación, nunca soñé ser cantante, pero la música no estaba completa sólo sonando a través de las teclas de mi pianito viejito y medio desafinado marca Quidoz en la sala del apartamento del bloque 39 de la UCO en Caricuao. Fue en la UNEXPO con el Orfeón del Caballero Mejías, y en los festivales de la Voz Universitaria dónde descubrí mi voz y comenzó este gran camino de música y canto.
Con Pomarrosa y mis Vasallos aprendí de la música venezolana urbana y tradicional, y sigo aprendiendo porque así es la música, siempre se está aprendiendo y cada día descubres nuevas formas y estilos.
Mi profesión como docente y formadora de maestros de música me ha dado una experiencia y un aprendizaje importante para mi desempeño musical, y "la calle" y los escenarios han sido una de las mejores escuelas para desarrollar los aspectos artísticos y compartir con personalidades del mundo artístico que siempre he admirado y nunca me imaginé lograría conocer y hasta ser parte de una gran familia musical.
Y por último, pero no menos importante, ha sido mi vida en pareja. Unos cuantos años compartiendo y haciendo música con una persona que me ha enseñado el amor por la música y la expresión de sentimientos, de cuentos e historias convertidas en canción.  Hablo de mi esposo César Gómez. Sin él, yo no fuese ni la 1/4 parte de lo que soy hoy. Y no lo digo por el tamaño ni el peso.  Jajaja. 

La música es en mi vida, 
lo que son las estrellas en el universo.

Zeneida Rodríguez 
21 de Junio de 2013
Caracas Venezuela


Feliz día de la música.

1 comentario:

  1. que bello profe.! toda una vida enriquecida con la música y un camino lleno de éxitos aún por recorrer..!:) Felíz día de la música atrasado jejeje

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